Sala VII: Paleocristiano, visigodo y medieval musulmán
En la primera vitrina, en su parte inferior, se pueden ver dos ladrillos de techo paleocristianos con decoración con crismón, alfa y omega, crátera y pájaros. También un pequeño bronce representando a Daniel entre los leones, que quizás pudo ser un candil procesional. En la balda superior, cerámicas de época emiral y califal.
El dintel de una iglesia visigoda del siglo VI, que en su re aprovechamiento sirvió de escalón en la puerta de acceso a la torre del Homenaje de la Alcazaba de Antequera, muestra una interesante inscripción latina, que traducida dice así: «Alfa y Omega. En el nombre del Señor. Aquí (está) la iglesia de San Pedro fundada por Sigerio y Vicente».
La invasión islámica de la Península Ibérica, iniciada el año 711, se completó salvo escasos territorios del norte en apenas cinco años debido a la debilidad de la España visigoda. El asentamiento en cada una de las villas y ciudades en cambio fue más lento, así como su organización política. La ‘madinat Antaqira‘ islámica comienza a asumir funciones proto-urbanas a finales del siglo X, si bien sus definitivos recintos amurallados no se levantarán hasta época a1mohade (finales del siglo XII), conformándose entonces dos ámbitos claramente delimitados: la Alcazaba (dominante y residencia de la autoridad) y la medina (solar de la población civil). Posteriormente, durante el emirato o sultanato nazarí, se convertirá en una importante plaza de frontera con los reinos castellanos. Desde el punto de vista de la edilicia muraria o defensiva se llevan a cabo entonces radicales transformaciones, cubriendo de mampostería los muros de tapial almohade y reforzando todo el recinto amurallado de torres albarranas (del Agua, Torcida, del Foso, de la Estrella o la cilíndrica de San Juan) y de barbacanas. También se levantan puertas tan monumentales como la de Málaga (Ermita de la Virgen de Espera), que se inspira en la de la Justicia o de la Xarea de la Alhambra de Granada.
En las otras dos vitrinas se exponen diferentes piezas de cerámica de época almohade y nazarí, procedentes de las excavaciones realizadas en los niveles musulmanes de las Termas de Santa María, en la muralla urbana de la plaza del Carmen y en el patio de Armas de la Alcazaba. Se trata de candiles, ataifores, jarras, tazas, jofainas, redomas y cantimplora. La gárgola de arenisca, encontrada junto a la torre del Asalto durante las obras realizadas por la Consejería de Cultura en 2009, es factura nazarí del siglo XlV. Antes de abandonar la sala nos podemos detener en un bolaño de los utilizados por los castellanos en la toma de la villa musulmana el año 1410 y un cilindro de piedra caliza, horadado en su parte superior, que presenta una inscripción gótica.